Mantener los genes de la familia podría sonar a deseo anticuado, pero no lo es. Por eso, en los países en los que la ley lo permite, algunas parejas con problemas de fertilidad recurren a un pariente como donante de óvulos o semen.
La Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE) ha hecho pública su postura ante este fenómeno, que en España está prohibido.
Una madre de 50 años que da a luz a su nieto tras
prestarse como vientre de alquiler para su hijo, una mujer congela sus
óvulos para que su hija, estéril, pueda usarlos en un futuro, donación
de ovocitos entre hermanas... Son historias reales que han sucedido en
EEUU, Canadá y otros países en los que la reproducción intrafamiliar
médicamente asistida está consentida.
Este tipo de tratamiento reproductivo puede despertar cuestiones éticas y controversia,
debido a la implicación de un miembro de la familia de los futuros
padres como tercera parte. Por ese motivo, la ESHRE ha emitido una serie
de recomendaciones para los médicos involucrados en esta práctica, que
aparecen en el último número de la revista 'Human Reproduction'.
Impacto psicológico
En aquellos lugares en los que la práctica es legal, "los médicos
deben evaluar cualquier posible riesgo psicosocial y médico relacionado
con el tratamiento", señala Wybo Dondorp, ayudante del coordinador del
grupo de trabajo que ha elaborado el documento. Para ello, "deben
considerar los principios de beneficio, no maleficencia, para que todas las partes implicadas salgan favorecidas", añade.
Entre los riesgos potenciales cabe destacar el impacto psicológico
que puede tener la donación intrafamiliar en todos los implicados,
especialmente en el niño. Sobre todo, la presión por colaborar que se
puede ejercer sobre los posibles donantes, el sentimiento de amenaza que
pueden llegar a ejercer éstos sobre los padres legales y los conflictos
a la hora de contarle al pequeño su procedencia.
Aunque, como subraya el texto, "el motivo principal [para prestarse como donante] parece ser el altruismo; el deseo de ayudar a que los parientes infértiles tengan un niño,
contribuyendo de ese modo a su bienestar", estos conflictos pueden
surgir. De manera que el consejo y la información proporcionada por el
médico pueden minimizar este riesgo.
Siempre y cuando este asesoramiento se aplique de forma adecuada a
todas las partes implicadas, juntos y por separado, "la reproducción
intrafamiliar médicamente asistida es moralmente aceptable", concluye el
informe. Los autores sugieren que se deberían realizar más
investigaciones en torno a las implicaciones psicosociales de esta
práctica.
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