Después de diez años de la clonación de Dolly, las investigaciones siguen aunque no exentas de polémica.
Este año se han cumplido diez desde que Ian Wilmut, del Instituto Roslin de Edimburgo (Escocia), anunció la clonación de la oveja Dolly, el primer animal mamífero clonado a partir de una célula adulta de otro ejemplar ovino. Con motivo de esta efeméride científica, se han celebrado varias sesiones alrededor de la clonación, sus dificultades y los dilemas éticos que suscita. No obstante, los experimentos han proseguido con la clonación de más animales. Tras estas experiencias de duplicación reproductiva, ahora se inicia una nueva etapa con otro tipo de clonaje, la llamada clonación terapéutica, sobre la que se acaba de legislar en España.
Tres madres
Clonar,
crear una copia idéntica, un organismo vivo a partir de una célula
adulta, parecía impensable hasta hace diez años, cuando el 27 de
febrero de 1997 se anunció que Ian Wilmut, del Instituto Roslin de
Edimburgo, había clonado a la ya famosa oveja Dolly, que recibió ese
nombre en honor a la cantante Dolly Parton (y a su presencia física),
dado que el animal se originó a partir de una célula mamaria, según
ponentes reunidos en una de las sesiones celebradas este año con motivo
de este hito científico.
"La clonación consiste en crear una copia de un organismo adulto, de
forma asexual, utilizando una célula adulta de otro organismo"
El primer medio en dar la noticia fue el diario The Observer, que rompió el embargo de Nature,
por lo que dicha revista científica penalizó al rotativo. El anuncio
causó un enorme revuelo científico y no dejó indiferentes a ciertos
sectores sociales. La clonación consiste en crear una copia de un
organismo adulto, de forma asexual, utilizando una célula somática (una
célula adulta de otro organismo). Para ello, se transfiere el núcleo
(con el material genético) de esa célula donante a un óvulo no
fecundado y enucleado (sin el núcleo), lo que permite obtener un
embrión. Ese embrión se implanta después en un animal para que lo
geste. Según lo describe Enrique Iáñez-Pareja, del Departamento de
Microbiología e Instituto de Microbiología de la Universidad de
Granada, en un documento, «esencialmente el método (que aún presenta
una alta tasa de fracasos) consiste en obtener un óvulo de oveja,
eliminarle el núcleo y sustituirlo por el núcleo de la oveja adulta (en
este caso, de las mamas) e implantarlo en una tercera oveja, que sirve
como "madre de alquiler"». Debido a ello, Dolly carecía de padre y fue
producto, como señala Iáñez-Pareja, de tres madres: la donadora del
óvulo, la donadora del núcleo y la que la alumbró, que genéticamente no
le aportó nada. DOLLY
La oveja Dolly nació el 5 de julio de 1996 (aunque el anuncio de su
nacimiento se realizó en 1997) y fue sacrificada en 2003, a los 6 años
de edad, ya que presentaba una enfermedad pulmonar degenerativa y
artrosis, un proceso típico de una oveja anciana, aunque Dolly era un
ejemplar de mediana edad. El envejecimiento prematuro es, precisamente,
una de las dudas que plantea la clonación en la actualidad. Se
desconoce si los animales clonados «envejecen prematuramente porque el
material genético que se utiliza corresponde al de un organismo adulto
envejecido o el problema surge a la hora de reprogramar», dice David
Bueno en su libro Órganos a la carta y que este año han
editado Publicaciones y Ediciones UB y la asociación Omnis Célula.
Bueno, profesor titular de genética de la Universidad de Barcelona,
expone información tanto sobre la clonación reproductiva como sobre la
clonación terapéutica. El envejecimiento prematuro no se ha detectado
en otros animales, pero aún no se ha realizado un número de clonaciones
suficientes como para saberlo con seguridad, según este experto.
La técnica, como decíamos, consiste en transferir el material genético
de un organismo adulto funcionante (como la célula de una glándula
mamaria) al núcleo y, de repente, reprogramarlo para que se desarrolle
un embrión, un feto y luego un organismo adulto. «Es como hacer un reset
en un ordenador», pone como ejemplo Bueno. Aunque funciona, no se
realiza una reprogramación completa. «Aún no está bien resuelta»,
afirma. Demasiados óvulos Uno
de los problemas técnicos relacionados con la clonación es que se
necesitan unos 400 ovocitos (óvulos) para llevarla a cabo. En los
últimos casos de clonaje se ha podido reducir esta cifra entre 200 y
150 ovocitos. Esto constituye un problema porque faltan donantes. Para
optimizar la técnica, que aún es ineficiente, las mejoras deberían ir
encaminadas a reducir el número de ovocitos necesarios. La cifra actual
aún podría reducirse mucho más y, si pudiera ser con un solo ovocito,
mejor, pero esto no sucede ni en las fecundaciones naturales. En los
mamíferos, tienen una eficiencia del 20%. Así que si se pudiera reducir
el uso de ovocitos a unos 20, «ya sería muy bueno», según este experto.
Además, hay que tener en cuenta que la clonación de organismos
más simples es más fácil. Un ejemplo es el de los gusanos que se cortan
por el centro y dan lugar a dos gusanos. Este proceso también es una
clonación. En los mamíferos, obviamente, el nivel de complejidad es
mayor. No obstante, a pesar de estos límites técnicos a los que ha
tenido que enfrentarse la ciencia desde la aparición de Dolly y del
recelo de algunos sectores de la sociedad, no se han dejado de realizar
experimentos y la lista de animales clonados ha ido creciendo:
terneras, cerdos, perros, gatos, ratones, cabras, muflones, caballos y
monos, entre otros. Clonación terapéutica
"En la clonación terapéutica se produce un grupo de células para
trasplantarlas en un órgano cuya función está alterada y poder
regenerarlo"
Tras estos experimentos con animales, en algunos países,
entre ellos España, se ha creado una normativa que permite realizar la
llamada clonación terapéutica. Los problemas técnicos, en este caso, no
tienen nada que ver con los relativos a la clonación de animales ya que
no se crea un organismo animal entero. En realidad, la clonación
pretende obtener un embrión clonado. En la clonación reproductiva se
implanta en un animal para que dé lugar a un nuevo individuo, mientras
que en la terapéutica se utiliza en el laboratorio para derivar una
línea celular.
La clonación terapéutica consiste en producir un grupo de células -que
es más sencillo que clonar un animal- que funcione correctamente para
trasplantarlas a pacientes con alteración funcional de un determinado
órgano y así poder regenerarlo. Esta técnica se está probando
experimentalmente en personas que han sufrido un infarto y que tienen
un problema en el músculo cardiaco (miocardio). Las células se
implantan directamente en el músculo para recuperar la función del
corazón. Estas células se toman del pre-embrión (un embrión
que aún no ha sido implantado en el útero materno humano). Son células
madre embrionarias, que se caracterizan por ser pluripotenciales, es
decir, que tienen la capacidad de diferenciarse y especializarse
formando todo tipo de tejidos y órganos adultos. Se cultivan en
laboratorio, donde tras añadirles determinadas sustancias, se las
conduce para que se conviertan en células del corazón y del bazo, entre
otros. Ética, moral y ciencia Actualmente,
hay muchos grupos de investigación trabajando en el campo de la
clonación al tiempo que otros se oponen con rotundidad a ella. Desde un
punto de vista ético, David Bueno explica que todo depende de si al
pre-embrión -que tiene unos 4 ó 5 días después de la fecundación- se le
considera un ser humano con todos los derechos o no. Este planteamiento
está influido por la moral de cada país y de distintos sectores de la
sociedad. Según informa este científico, la religión católica rechaza
la utilización de embriones desde el primer momento de la concepción,
mientras que la religión musulmana, la budista y la judía no ven un
problema en ello porque no consideran que estos sean seres humanos
hasta que no toman la forma humana, lo que sucede alrededor de un mes y
medio más tarde.
"La religión católica rechaza el uso de embriones, mientras que la
musulmana, la budista y la judía no, ya que no los consideran seres
humanos hasta un mes y medio más tarde de la concepción"
En cuanto a la ciencia, ésta no puede pronunciarse y
definir a partir de qué momento un embrión puede considerarse un ser
humano. «La ciencia no puede ni debe decirlo, ni tampoco le corresponde
a la moral sino a la ética», afirma Bueno. La ciencia sólo puede
exponer que el día 14 aparecen las primeras células que más tarde darán
lugar al sistema nervioso y al cerebro humano.
Sobre ello, Victoria Camps, catedrática de ética de la Universidad
Autónoma de Barcelona (UAB), explicó en un debate sobre la oveja Dolly,
celebrado este febrero de 2007 dentro de una de las sesiones de El Café
Científico (organizado por Novartis y El País) que los términos ética
(del griego) y moral (del latín) se suelen confundir. La moral hace
referencia a una «moral concreta» y la ética es universal. El derecho
es la legislación que está escrita y proclamada, y la moral «está
inscrita en el corazón de cada uno».
NUEVA LEY
Para poder legalizar el uso de embriones con el fin de utilizarlos para
la clonación terapéutica, algunos países han aprobado una normativa.
España, a través de la Ley de Investigación Biomédica, ha sido
curiosamente uno de los pioneros en regular esta técnica y el uso de
embriones. La legislación establece que no se podrán producir embriones
expresamente para ser destruidos, pero sí utilizar los sobrantes de la
reproducción asistida, que se hallan congelados para siempre y que no
se vayan a reimplantar en el útero materno, para dar lugar a una
persona nueva siempre que los progenitores hayan dado su consentimiento
informado (CI), sintetiza Bueno. De esta forma, se reconduce el uso
de los embriones sobrantes y congelados para la investigación
biomédica. Cuando estos embriones han sido rechazados para una
fecundación in vitro porque no son viables, se pueden utilizar directamente para investigar, sin tener que esperar cinco años.
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