Salto, Tacuarembó, Durazno, Soriano y Maldonado contarán desde este año con centros de atención para personas con ceguera o baja visión. La descentralización de este servicio con el fin de llegar a más gente es prioridad para el MSP.
El 8% de los uruguayos tiene alguna discapacidad y el 25% de ellos
(unas 50.000 personas) padecen ceguera o muy baja visión, según una
encuesta de hogares del Instituto Nacional de Estadísticas realizada en
2004 y que no incluye poblaciones con menos de 5.000 habitantes ni
internados.
El próximo mes comenzarán a funcionar las instituciones en Salto y
Tacuarembó, que brindarán capacitación a quienes concurran, adelantó
Gabriela Martoy, directora del centro de rehabilitación para personas
ciegas y con baja visión Tiburcio Cachón.
A cada uno de estos centros podrá acudir cualquier persona que tenga
una dificultad visual. Una asistente social anotará sus datos en una
ficha y le informará de los servicios que se brindan. Se le pedirá que
presente un informe médico y oftalmológico y luego se pautará un
entrenamiento con un instructor, de acuerdo a lo que necesite y a los
horarios disponibles.
Descentralizar. La instalación de estos lugares en el interior es
parte de una política impulsada desde el Ministerio de Salud Pública
(MSP), que considera prioritaria la descentralización de la atención a
personas con discapacidades.
"Para la gente del interior venir a Montevideo es muy difícil,
implica trasladarse, tener lugar donde quedarse, un familiar que pueda
llevarla y traerla todos los días. Porque la discapacidad visual, la
ceguera sobre todo, es muy limitante, en especial al principio la
persona es muy dependiente", comentó Martoy.
"El objetivo es que venga, se rehabilite y pueda insertarse
nuevamente en la sociedad con mayores herramientas, autonomía e
independencia. Pero hasta que eso sucede la persona tiene que venir y
alguien la tiene que traer. Entonces lo que sucedía hasta ahora era que
la gran mayoría de la gente del interior se quedaba en su casa sin
ningún acceso a ninguna herramienta ni posibilidad de rehabilitación, o
que los pocos que podían acceder venían con muchas dificultades",
agregó.
Por eso, primero se facilitó alojamiento y alimentación a las
personas del interior que viajen a Montevideo a cursos de
rehabilitación. Pero desde el año 2006, el MSP comenzó a trabajar
"primero en conformar cinco regionales, pero la idea es llegar a los 18
departamentos" con atención a esta población.
Los lugares fueron elegidos de acuerdo a las facilidades que
ofrecían convenios con las Intendencias, infraestructura y mayor apoyo
de las departamentales de salud y comisiones honorarias o fenómenos
incipientes.
El centro de Salto puede abarcar a Artigas y Paysandú en principio;
el de Maldonado a Rocha y algún otro lugar como Minas; Durazno por su
ubicación en el centro del país cubre a Flores y Florida, y Mercedes
abarcaría Colonia y Río Negro, explicó Martoy.
Capacitación. La capacitación que se brindará en los centros
comprende dos unidades básicas: Orientación y movilidad (que abarca el
manejarse u orientarse dentro y fuera del espacio y el manejo de la
técnica de bastón) y actividades de la vida diaria (refiere a lo que
una persona necesita realizar durante el día, desde levantarse y ubicar
el calzado, lavarse los dientes, hasta cortar la comida, identificar y
ordenar la ropa, discar un teléfono, tomarse la fiebre o afeitarse). A
esas dos unidades se considera muy importante sumarle braile.
La duración de estos cursos dependen de la carga horaria y de como
incorpore conocimiento cada persona, pero llevan un promedio de dos o
tres meses, informó Martoy. En el centro Cachón la rehabilitación es
más prolongada, ya que incluye otros cursos
Inclusiva. "Martoy dijo que Uruguay "se ha caracterizado por la
creación de la educación especial", pero "el mundo ha ido cambiando y
hoy ya no se habla de integración sino de inclusión". "La integración
es poder insertar a los muchachos dentro de la currícula estándar. La
inclusión es mucho más que eso, es que esa persona pueda tener lo que
necesita y también aportar", señaló .
"La educación inclusiva es un debe en este país, se debate y discute
pero no se ha hecho mucho. La gran mayoría de los chiquilines con
discapacidad concurren a escuelas especiales y hay un porcentaje
incluido", afirmó Martoy.
¿Cuantos niños discapacitados pueden concurrir a la escuela de un
barrio? Dos, tres, cuatro. Mucha gente piensa que las escuelas se van a
llenar de chicos discapacitados y no se podrá manejar la situación,
pero van a ir unos pocos con distintas discapacidades y nadie va a
desbordar a nadie.
"Por supuesto hay que capacitar a los maestros comunes y la
dirección, pero en algún momento hay que empezar", sostuvo Martoy.
Consideró que para la asistencia de personas ciegas a escuelas alcanza
con que tengan manejo de braile y del bastón.
"La inclusión favorece a todos, favorece al que está sentado al lado
de la persona con discapacidad y a todos nos enriquece. Es un tema de
cambio de mentalidad que todavía no se llegó, aunque algo ha cambiado",
concluyó Martoy.
Rehabilitación profesional es uno de los objetivos de 2008
El centro Tiburcio Cachón busca abrir más talleres, sumados a lo que
hay de carpintería, huerta orgánica y de arte y manualidades.
Pero la intención de la dirección de esa institución es además que
en el 2008 un área sea reconvertida para la rehabilitación profesional"
de las personas ciegas o con baja visión.
"Aquí nos encargamos solamente de lo que es la rehabilitación
básica. La rehabilitación profesional está en el debe y es para que se
capaciten en algunos puestos de trabajo o conformar algún tipo de
cooperativa, que es a lo que va el taller de carpintería", declaró
Martoy.
La directora destacó el funcionamiento del taller de informática el centro, "del que la gente sale muy bien capacitada".
El instituto tiene un servicio de apoyo al estudiante, del que se
benefician unos 35 jóvenes que se rehabilitaron allí, se insertaron en
Secundaria y se les brindamos apoyo con docentes especializados en
discapacidad visual.
"Se va a los liceos, se habla con los docentes, se prepara material,
se les informa de cómo es más accesible la instrumentación de las
pruebas y los exámenes, muchos de estos se nos envían y las
transcribimos en braile", expresó Martoy. También hay un servicio de
rehabilitación a domicilio para adultos mayores de 65 años, con este
tipo de discapacidad.
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