Una escueta nota del Instituto de Salud Pública de Noruega publicada en su web a las 15.36 ha venido a alterar lo que estaba siendo un desarrollo casi normal de la pandemia de gripe. En ella, los científicos comunican que han hallado en tres pacientes un virus H1N1 con una mutación "de especial interés". Y, a continuación, explican por qué: "Se ha encontrado en dos pacientes que murieron de la nueva gripe A(H1N1) y en otro con una gripe grave".
Hasta aquí, el asunto parece extremadamente peligroso. El H1N1 ya
tiene una gran capacidad para transmitirse (las tasas de infectados en
Europa en estas fechas corresponden ya a la del pleno apogeo de una
epidemia de gripe invernal de las consideradas fuertes), y si a esa
propiedad se añade la de causar una enfermedad letal, el resultado
sería la pandemia perfecta: rápida y mortal. Pero en la breve
nota, a continuación, las autoridades sanitarias noruegas añaden
información tranquilizadora. La primera es que los dos muertos en los
que han encontrado esta mutación son, precisamente, las dos primeras
víctimas mortales asociadas a la nueva gripe del país. Después de ellos
ha habido, al menos, otros 19 fallecimientos atribuidos al H1N1, según
los datos remitidos al Centro Europeo de Control de Enfermedades
(ECDC), que tiene su sede muy cerca, en Estocolmo (Suecia), y en
ninguno se ha detectado la mutación. 70 análisis La
segunda es que "parece que el virus mutado no está circulando entre la
población". "Hemos analizado unos 70 virus de casos confirmados en
Noruega, pero sólo hemos encontrado la mutación en esos tres", ha dicho
el director general del instituto, Geir Stene-Larsen. La suma de
estas dos condiciones parece apuntar a que la mutación ocurrió, pero no
se ha propagado. Esto no es algo extraño en los virus. Estos
microorganismos son tan aparentemente sencillos (apenas tienen una
decena de genes) que cambian con facilidad. Eso los convierte en los
parásitos perfectos. Lógicamente, la inmensa mayoría de los cambios son
inviables, y ahí acaba la propagación del virus. Pero si la mutación es
demasiado agresiva -y ésta parece que lo es- ellos mismos mueren de
éxito: acaban demasiado pronto con el huésped, y no les da tiempo a
completar su ciclo infeccioso y a trasladarse a otro. Ésta podría
ser la explicación de lo que ha pasado en Noruega: el virus mutó -no
una, sino tres veces-, pero lo que resulta de este cambio es que
"infecta las vías respiratorias más profundamente, y, por lo tanto,
causa una enfermedad más grave". Ésta es la tercera causa que, de
momento, permite estar tranquilos. Según las autoridades noruegas, lo
más probable es que la mutación se haya producido "espontáneamente
dentro de los tres pacientes". Este proceso tampoco es excepcional: el
virus no se mantiene inalterado una vez que entra en su huésped, sino
que, por un puro proceso de selección natural, en su periplo sólo
sobreviven las mutaciones que le hacen adaptarse mejor al organismo que
está infectando. La ministra de Sanidad española, Trinidad
Jiménez, descartó ayer que haya habido posibilidad de que la mutación
encontrada en Noruega se haya transmitido a España. "El Centro de
Microbiología del Instituto de Salud Carlos III ha revisado la
información sobre este virus, y aquí no se ha encontrado nada
parecido", redundó una portavoz del ministerio. "Aun así hay que
mantener la vigilancia y nunca bajamos la guardia porque estamos ante
un virus nuevo y la actitud de las autoridades sanitarias tiene que ser
muy vigilante", insistió la ministra. La información que empezó a
circular ayer por la tarde contiene un añadido en la nota difundida por
el Instituto de Salud Pública noruego que no está directamente
relacionada con la amenaza que podría suponer una mutación del virus
hacia una forma más letal. "No hay indicios de que este cambio en el
virus tenga ninguna importancia para el efecto de la vacuna o del
tratamiento antiviral", concluye Stene-Larsen.
"Consecuencias inciertas"
El hallazgo de la mutación del H1N1 tiene "consecuencias inciertas"
para la salud pública, ha dicho la Organización Mundial de la Salud
(OMS). El organismo se ha visto forzado a emitir un comunicado, en el
que indica que cambios similares han sido detectados en Brasil, China,
Japón, México y EE UU, pero siempre en casos con "información
incompleta", por lo que no ha sido posible evaluar su impacto. Las
autoridades sanitarias de EE UU han confirmado que se han detectado
cuatro casos de gripe A resistentes al antiviral Tamiflu, por lo que
han iniciado una investigación sobre una posible mutación del virus
contagiosa entre personas. La mutación es "esporádica y
espontánea" y, según la OMS, no hay relación entre el reducido número
de pacientes que la han desarrollado, y parece claro —todavía se está
investigando— que no hay propagación entre personas. A falta de
informes definitivos, lo que parece claro es que es una mutación
especial. Si no, los sistemas sanitarios de distintos países no la
habrían detectado (con millones de infectados, cada uno con millones de
virus a su vez, la cantidad de posibles mutaciones circulando es de
billones). De hecho, la coincidencia de tres casos no
relacionados en Noruega ha sorprendido, en una primera opinión, al
secretario de la Sociedad Española de Virología, Antonio Talavera, que
la ha considerado "altamente improbable". Pero esa baja probabilidad
queda compensada por el enorme número de unidades. Y, seguramente, se
ve compensada porque se trata de un cambio útil para el virus.
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