Una amplia investigación internacional, llevada a cabo por un consorcio y que ha implicado a 93 centros, ha identificado ocho nuevas regiones genéticas o locus asociadas a la presión arterial y la hipertensión, según publica hoy Nature Genetics. La intención es que estos hallazgos sirvan como dianas terapéuticas, pero su aplicación clínica aún está lejos.
El estudio colaborativo del Consorcio Internacional Global BPgen ha
identificado la existencia de ocho nuevos locus que se asocian a la
presión arterial y la hipertensión (HTA). Este ingente trabajo, que se
publica hoy en Nature Genetics, ha implicado a 164 investigadores de 93
centros de Estados Unidos y de Europa. Los investigadores principales
del estudio son Christopher Newton-Cheh, del Massachsetts General
Hospital; Patricia Munroe y Mark Caulfield, de la Barts and the London
School of Medicine and Dentistry, y Goncalo Abeçasis, de la Universidad
de Michigan.
Por parte española han participado Gavin Lucas, del Instituto
Municipal de Investigación Médica (IMIM), e Isaac Subirana, Roberto
Elosúa y Jaume Marrugat, del IMIM y del Ciber de Epidemiología y Salud
Pública (IMIM-Ciberesp). El trabajo de investigación ha sido posible
con financiación de la red Heracles, del Instituto de Salud Carlos III,
del Ministerio de Ciencia e Innovación y de la Fundación Maratón de TV3.
Según
Elosúa, "hasta ahora los intentos individuales para estudiar la HTA han
resultado baldíos". La investigación de las bases genéticas de este
fenotipo es difícil, al ser "muy variable".
- Dentro
de cada uno de los ocho locus hallados puede haber un gen o varios
-hasta cinco- relacionados con la presión arterial y la hipertensión
La
HTA cambia notablemente a lo largo del día, de un día para otro y de un
observador a otro, ha recordado Elosúa. Por ello, "la única forma de
descubrir, de forma sólida y fiable, los genes asociados a esta
patología es con una colaboración entre distintos investigadores y
grupos que lleven a cabo estudios con una muestra de gran tamaño", ha
dicho.
En este caso, la investigación ha
sido posible gracias a la suma de 30 estudios en los que los
investigadores se han puesto de acuerdo para descubrir las bases
genéticas de la HTA, a través del análisis de los datos de más de
130.000 personas de todo el mundo.
En
total han analizado 2.500.000 características genéticas de 34.433
personas a las que también se les ha medido la presión arterial (PA) y
se han confirmado los hallazgos más importantes en 99.000 individuos de
origen europeo y en 13.000 de origen asiático.
Gracias
a la tecnología utilizada, de genotipado masivo o global del genoma
(genomewide association), se han identificado ocho locus asociados a la
PA y la HTA. Esta metodología ya se empleó recientemente en otro
estudio internacional en el que también participaron los investigadores
del IMIM y con el que se identificaron tres marcadores genéticos que
elevan el riesgo de infarto agudo de miocardio (ver DM del 22-II-2009).
Los
ocho locus asociados a la presión arterial y la HTA están situados en
las regiones 15q24, 12q24, 10q21, 10q24, 4q21,1p36 y dos en la 17q21.
Dentro de cada uno de ellos no sólo puede haber un gen, sino hasta
cinco que se apuntan como candidatos.
Cada
una de estas variantes genéticas tiene un pequeño efecto sobre la PA,
aunque la combinación de todas podría dar lugar a un efecto acumulativo.
Absorción del sodio El
locus que más se asocia de todos es el primero, el 10q24, donde hay un
gen, el CYP17A1, que codifica proteínas del citocromo p450 y que
interviene en la síntesis de mineralocorticoides que regulan la
absorción renal del sodio, cuyos niveles son muy importantes para el
control de la PA.
Asimismo, se han visto
mecanismos de otros genes en el locus 1p36, como son el NPPA y el
AGTRAP. De ambos, el primero codifica la síntesis de péptidos
natriuréticos, que desempeñan funciones en el control de la
vasodilatación arterial; y el segundo codifica un receptor de la
angiotensina, que interviene en el sistema de renina angiotensina
aldosterona, con gran importancia en la HTA, ha puesto como ejemplos
Elosúa.
"Vamos poniendo piezas a este
complejo puzle que es la HTA", aunque todavía pasarán años hasta que
los hallazgos tengan aplicación clínica. La intención, con el tiempo,
es que sirvan como dianas terapéuticas.
(Nature Genetics 2009; DOI:10.1038/ng.361)
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